Programa FrEE. Frailty Evaluation in the Elderly
En el Centro de Salud de Don Benito Oeste, durante el pasado mes de noviembre, se llevaron a cabo encuestas para el cribado de fragilidad en la población de 45 o más años que visitaron dicha unidad asistencial. Esta actividad forma parte de la rama de investigación del programa FrEE y se extendió a lo largo de dos semanas.
Detalles del estudio:
El estudio fue dirigido por la enfermera Lorena Yeguas Rosa, PhD, siendo la investigadora principal (IP) y por la fisioterapeuta Nadia Mayoral Testón, contando con la participación de la totalidad del personal de enfermería de la unidad asistencial. Fue coordinado desde la Unidad de Investigación del Área de Salud Don Benito-Villanuneva SES-Fundesalud. El proyecto recibió la aprobación del Comité de Ética de Cáceres, Extremadura con el código CEIM 140-2024.
Metodología:
Para llevar a cabo esta investigación, se utilizó la escala FRAIL, un test validado internacionalmente. Esta herramienta permite al investigador evaluar la capacidad de una persona para desarrollar su actividad física diaria a través de cinco preguntas. Su sencillez a la hora de administrarlo, ya que no necesita realizar pruebas adicionales ni datos de laboratorio, hacen de ella una excelente herramienta de cribado. La participación fue voluntaria y todos los participantes firmaron un consentimiento informado.
Participantes:
En la encuesta participaron 581 personas consecutivas, de las cuales el 50,1% fueron mujeres y el 49,9% hombres. La edad promedio fue de 69 años, con una desviación estándar de 11 años.
Resultados:
Los resultados obtenidos de la encuesta revelaron que:
- El 17,4% de la población presentaba fragilidad física.
- El 38,7% se encontraba en un estado de prefragilidad.
- El 42,7% presentaba un estado robusto según la escala FRAIL.
Conclusiones y recomendaciones:
Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de incluir la evaluación de la fragilidad en la historia clínica de cada persona y actualizar esa información periódicamente. El ámbito de Atención Primaria y el equipo de enfermería se presentan como el lugar idóneo para la detección precoz de la fragilidad y su posterior derivación a equipos interdisciplinares. La prevención primaria de la fragilidad podría ser un factor crucial para asegurar un envejecimiento saludable.
Importancia de la prevención:
La prevención primaria relacionada con la fragilidad física puede marcar la diferencia en la calidad de vida de las personas mayores. Intervenciones oportunas y adecuadas pueden retrasar o incluso prevenir la progresión de la fragilidad, permitiendo que las personas mantengan su independencia y capacidad funcional durante más tiempo.
Propuestas de acción:
Con base a los hallazgos de este estudio, se proponen las siguientes acciones:
- Incluir la evaluación de la fragilidad como una parte rutinaria de la atención primaria
- Capacitar al personal de salud sobre el uso de la escala FRAIL y otras herramientas de evaluación similares.
- Desarrollar programas de intervención específicos que aborden las necesidades identificadas en las personas con fragilidad o prefragilidad.
- Promover la actividad física regular y adaptada como una medida preventiva clave.
- Fomentar la colaboración entre diferentes profesionales de la salud (enfermeros, fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas, médicos…) creando equipos interdisciplinares para ofrecer un abordaje integral de la fragilidad.
Implicaciones futuras:
El estudio realizado en el Centro de Salud Don Benito Oeste nos proporciona valiosos datos sobre la prevalencia de fragilidad en la población de 45 años o más, y también destaca la necesidad de una atención continua y especializada en este ámbito. La inclusión de la evaluación de la fragilidad en la práctica clínica diaria podría tener un impacto significativo en la salud y bienestar de las personas mayores, promoviendo un envejecimiento activo y saludable.
Agradecimientos:
Agradecemos la participación de todas las personas encuestadas, así como el esfuerzo y dedicación del personal de enfermería y de la Unidad de Investigación del Área de Salud Don Benito-Villanueva SES-Fundesalud. Reconocemos también el apoyo del Comité de Ética de Cáceres por su aprobación y respaldo al estudio.
Con este estudio, se sientan las bases para futuras investigaciones y acciones encaminadas a mejorar la atención de las personas mayores y a prevenir la fragilidad desde una perspectiva integral e interdisciplinaria.
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Programa FrEE. Frailty Evaluation in the Elderly
En el Centro de Salud de Don Benito Oeste, durante el pasado mes de noviembre, se llevaron a cabo encuestas para el cribado de fragilidad en la población de 45 o más años que visitaron dicha unidad asistencial. Esta actividad forma parte de la rama de investigación del programa FrEE y se extendió a lo largo de dos semanas.
Detalles del estudio:
El estudio fue dirigido por la enfermera Lorena Yeguas Rosa, PhD, siendo la investigadora principal (IP) y por la fisioterapeuta Nadia Mayoral Testón, contando con la participación de la totalidad del personal de enfermería de la unidad asistencial. Fue coordinado desde la Unidad de Investigación del Área de Salud Don Benito-Villanuneva SES-Fundesalud. El proyecto recibió la aprobación del Comité de Ética de Cáceres, Extremadura con el código CEIM 140-2024.
Metodología:
Para llevar a cabo esta investigación, se utilizó la escala FRAIL, un test validado internacionalmente. Esta herramienta permite al investigador evaluar la capacidad de una persona para desarrollar su actividad física diaria a través de cinco preguntas. Su sencillez a la hora de administrarlo, ya que no necesita realizar pruebas adicionales ni datos de laboratorio, hacen de ella una excelente herramienta de cribado. La participación fue voluntaria y todos los participantes firmaron un consentimiento informado.
Participantes:
En la encuesta participaron 581 personas consecutivas, de las cuales el 50,1% fueron mujeres y el 49,9% hombres. La edad promedio fue de 69 años, con una desviación estándar de 11 años.
Resultados:
Los resultados obtenidos de la encuesta revelaron que:
- El 17,4% de la población presentaba fragilidad física.
- El 38,7% se encontraba en un estado de prefragilidad.
- El 42,7% presentaba un estado robusto según la escala FRAIL.
Conclusiones y recomendaciones:
Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de incluir la evaluación de la fragilidad en la historia clínica de cada persona y actualizar esa información periódicamente. El ámbito de Atención Primaria y el equipo de enfermería se presentan como el lugar idóneo para la detección precoz de la fragilidad y su posterior derivación a equipos interdisciplinares. La prevención primaria de la fragilidad podría ser un factor crucial para asegurar un envejecimiento saludable.
Importancia de la prevención:
La prevención primaria relacionada con la fragilidad física puede marcar la diferencia en la calidad de vida de las personas mayores. Intervenciones oportunas y adecuadas pueden retrasar o incluso prevenir la progresión de la fragilidad, permitiendo que las personas mantengan su independencia y capacidad funcional durante más tiempo.
Propuestas de acción:
Con base a los hallazgos de este estudio, se proponen las siguientes acciones:
- Incluir la evaluación de la fragilidad como una parte rutinaria de la atención primaria
- Capacitar al personal de salud sobre el uso de la escala FRAIL y otras herramientas de evaluación similares.
- Desarrollar programas de intervención específicos que aborden las necesidades identificadas en las personas con fragilidad o prefragilidad.
- Promover la actividad física regular y adaptada como una medida preventiva clave.
- Fomentar la colaboración entre diferentes profesionales de la salud (enfermeros, fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas, médicos…) creando equipos interdisciplinares para ofrecer un abordaje integral de la fragilidad.
Implicaciones futuras:
El estudio realizado en el Centro de Salud Don Benito Oeste nos proporciona valiosos datos sobre la prevalencia de fragilidad en la población de 45 años o más, y también destaca la necesidad de una atención continua y especializada en este ámbito. La inclusión de la evaluación de la fragilidad en la práctica clínica diaria podría tener un impacto significativo en la salud y bienestar de las personas mayores, promoviendo un envejecimiento activo y saludable.
Agradecimientos:
Agradecemos la participación de todas las personas encuestadas, así como el esfuerzo y dedicación del personal de enfermería y de la Unidad de Investigación del Área de Salud Don Benito-Villanueva SES-Fundesalud. Reconocemos también el apoyo del Comité de Ética de Cáceres por su aprobación y respaldo al estudio.
Con este estudio, se sientan las bases para futuras investigaciones y acciones encaminadas a mejorar la atención de las personas mayores y a prevenir la fragilidad desde una perspectiva integral e interdisciplinaria.
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